Comentario
Con todo, artísticamente las Siete Provincias Unidas no solamente se manifestaron por medio de la pintura. La independencia política y, sobre todo, la diferenciación religiosa que supuso el enraizamiento de la Reforma en los Países Bajos septentrionales y el paulatino triunfo, o al menos peso específico, de las comunidades calvinistas, trajo como consecuencia el desarrollo particular de unos espacios culturales, que tendieron a satisfacer las necesidades derivadas del papel primordial desempeñado por la predicación en la liturgia reformada: una gran sala con condiciones acústicas. De ahí, el desarrollo alcanzado en todo el territorio de la República por las plantas centralizadas, con una gran cantidad de variantes: cruz griega de ángulos achaflanados interiores (Noorderker, de Amsterdam, por Hendrick Staets, 1620-24), octogonal, coronada por una cúpula (Marekerk, en Leyden, por Arent s'Gravesande, 1639), cruz griega inscrita en un cuadrado (Nieuwe Kerk, en Haarlem, por Jacob Van Campen, 1645), dos cuadrados biaxializados con ábsides en los seis extremos (Nieuwe Kerk, en La Haya, por Pieter Noorwits y B. van Bassen, 1649) o circular con un corredor semicircular (Nieuwe Lutherse Kerk, de Amsterdam, por Adriaen Dortsman, 1668).Paralelamente a estas sobrias soluciones planimétricas, basadas en los elementos geométricos fundamentales, tanto los interiores como los exteriores de estos edificios respondieron a una articulación y a una decoración definidas por la austeridad que el calvinismo quería imponer en todo el territorio. Es evidente, pues, que su noble pero minoritario estilo respondió a los presupuestos clásicos mucho más que a los barrocos, alentados. por el apoyo que los círculos eclesiásticos y universitarios calvinistas de Leyden dispensaron a la Antigüedad. El eco obtenida por el Tratado de Andrea Palladio favoreció la buena acogida dispensada al palladianismo arquitectónico.Factótum y jefe de filas de los palladianistas neerlandeses fue Jacob Van Campem (Haarlem, 1595-Amersfoort, 1657), que quizá conoció la arquitectura de Palladio durante su estancia de estudios en Italia. Desde su primera obra, la patricia Coymanshuis de Amsterdam (1624), pasando por sus más importantes realizaciones, todos sus proyectos se muestran clasicistas, como la Mauritshuis de La Haya, para el príncipe Mauricio de Nassau (1633), y el magnífico y magnificiente Stadhuis (Ayuntamiento) de Amsterdam, hoy Palacio Real (1648), en cuya construcción fue ayudado por el ya citado A. s'Gravesande y por su mejor discípulo y heredero artístico Pieter Post (1608-1669), autor de la bellísima residencia campestre de la Huis ten Bosch, cercana a La Haya (1648-51), para el príncipe Federico Enrique de Orange-Nassau, del Ayuntamiento de Maastricht (1659y). En todos los casos mencionados, como en el Trippenhuis de Amsterdam (1662), obra de Justus Vingboons (activo entre 1650-70), los edificios se presentan como bloques rectangulares, articulados exteriormente por gigantescas pilastras que sostienen un gran entablamento coronado por un frontón.Pero, la sobriedad exterior no siempre se correspondió con una pareja austeridad interior. Buena prueba, con todo su clasicismo, es el Stadhuis de Amsterdam, cuyos frontones exteriores se decoraron con relieves suntuosos, ejecutados por el flamenco Artus Quellyn El viejo. En el frontón principal se representó en un gran bajorrelieve a la alegoría de la ciudad de Amsterdam, simbolizada por una mujer, rodeada de unicornios y de caballos marinos, náyades y diosas que le llevan y entregan los frutos de todas las partes del mundo. Una serie de tritones anuncian, por otro lado, la gloria de Amsterdam, a la que Neptuno, dios de los mares, va a rendir pleitesía. ¡Menos mal que a los sobrios y austeros holandeses no les placía la alegoría, el rebuscamiento y el fausto!